Convertirse en una mujer que impacta a otras generaciones es resultado de trabajo arduo para producir y desarrollar un cambio. En este artículo, te presentamos las cinco cualidades por las que la sociedad tiende a recordar el trabajo de ciertas mujeres.
Hoy día, las mujeres
empiezan a posicionarse como figuras del activismo, la política y la economía. El avance en la lucha por la igualdad entre géneros permite un entorno más propicio: las mujeres cambian de escenario para generar impacto
en las sociedades.
Sin embargo, son precisamente aquellas quienes salen de lo ordinario, las que son recordadas en la posteridad. Aquellas, quienes no se limitan a lo estipulado y cuentan con suficiente iniciativa para diseñar, desarrollar e implementar nuevos proyectos.
Esta iniciativa, normalmente surge de un deseo mayor por modificar las estructuras y conseguir una sociedad de bienestar mayor. Para estas mujeres, la idealización de un sueño no equivale a ingenuidad: representa la motivación para alcanzar esos objetivos.
Es debido a este nivel de trascendencia que aquí te dejamos cinco características para convertirte en una mujer influyente.
No es ningún secreto que el panorama para el desarrollo laboral femenino sigue siendo inequitativo. Actualmente, se estipula que
las mujeres trabajan 10% más que los hombres, pero se les retribuye alrededor de un 28% menos
.
Lo anterior, aunado a la aún frecuente carga física y psicológica que implica ser madre y trabajadora al mismo tiempo. Y esto, sin mencionar las complicaciones producto de la violencia sexual y, en general, cualquier situación directamente derivada del sexismo.
Debido a esto, el esfuerzo y la tenacidad de una mujer en cualquier área donde desee desempeñarse, lo son todo. La seguridad y constancia con la que trabaje para alcanzar sus metas constituirán las cualidades que más destacarán entre quienes te rodeen.
Una de las características que son rescatadas con frecuencia de las líderes femeninas es su capacidad empática. La constante consideración respecto de las circunstancias, las preocupaciones y los sentimientos de otros son un aspecto importante en el liderazgo.
Pudiera atribuirse esta tendencia a la preocupación por los demás como el producto generalizado de una tradición. O bien,
la sencilla conciencia de una desventaja en la que las mujeres, de una u otra forma, siempre se encuentran.
Sea cual sea la razón, hoy día, un liderazgo deseable se compone de cualidades antes entendidas como “femeninas”. Y, en particular, esta búsqueda por el bienestar común representa un aspecto indispensable para cualquier líder de impacto.
Aunque para 2013 sólo el 19% de los emprendedores mexicanos eran mujeres, su presencia en el campo es innegable desde siempre. En tiempos anteriores, las amas de casa ya aportaban y ayudaban a la economía familiar a través de pequeños negocios.
Es decir, el emprendimiento fue parte de la cultura de nuestras antecesoras y, a partir de él, supieron abrirse caminos y trascender. No sólo apoyaban monetariamente sus hogares, sino que impulsaban la economía y se capacitaban como negociadoras hábiles.
En estos términos, el emprendimiento y el liderazgo femenino van siempre de la mano. Y
cualidades valiosas tales como la perseverancia, determinación, sociabilidad, creatividad y paciencia son imprescindibles en ambos ámbitos.
Otro aspecto importante para producir impacto en generaciones presentes o futuras es, definitivamente, la influencia pública. La mejor manera de trascender en un campo es conseguir que otras personas hablen positivamente de tu trabajo.
En el caso de las figuras públicas femeninas, su impacto tiene un efecto doble. No solamente buscan repercutir en sus áreas, sino que inspiran a otras mujeres. Pues la presencia mediática y la representación invita a las masas a interceder e involucrarse.
De esta forma, muchas de ellas han conseguido constituirse como modelos a seguir para científicas, artistas y activistas alrededor del mundo. De tal modo, que propician la participación activa de las generaciones jóvenes con intereses parecidos a los de ellas.
5. Abrir caminos a la igualdad
Con relación a lo dicho en el punto anterior,
es importante ser conscientes de nuestra actividad pública y cómo queremos aprovecharla.
En este sentido, los beneficios que trae convertirse en una figura de impacto social pueden ser numerosos. Es por esto que, lo mínimo que podemos hacer es utilizar medios con los que pocas personas cuentan para ejercer cambios.
Concientizar acerca de los estereotipos de género, el machismo y la discriminación en general; así como abrir espacios para que las mujeres se desenvuelvan en actividades a las que antes no tenían acceso. Todas son buenas opciones para ayudar.
El proceso para convertirse en una persona que genere impacto en otras generaciones, no es algo al alcance de todas. Es un beneficio que sólo las personas con los medios para educarse y acceder a espacios de mayor incidencia pueden concederse.
Sin embargo, contar con la oportunidad, aunque sea mínima, de repercutir positivamente en una sociedad será siempre una tarea valiosa. Y, muchas personas, podrían pensar en esto como la realización máxima a la que cualquier ser humano puede aspirar.
¿Y tú? ¿Hay algo que puedas hacer para incidir en las personas? En
Rotary
tienes una oportunidad.